Hammam: los baños árabes de Madrid
En el centro histórico de la capital se encuentra uno de los pocos lugares que permiten abstraerse del bullicio de la ciudad e iniciar un autentico viaje a su pasado, a los tiempos del Mayrit musulmán. Se trata del Hammam de Madrid que va más allá de un simple balneario urbano, al resucitar el espíritu de Al-Andalus en una recreación histórica de los baños árabes.
El Hammam tiene un origen romano
Un «hammam» (baño público) es un tipo de baño de vapor, enfocado a la relajación del cuerpo y la purificación religiosa a partir de un ritual de higiene que gira en torno al agua, elemento vertebrador del Islam. Compuesto por varias estancias, desarrollan un importante rol en los países árabes como centros de reunión social.
Estos baños están enclavados en un espacio arquitectónico singular, principalmente abovedado y con lucernarios estrellados que permiten la entrada de luz y la regulación del vapor. De origen romano, los baños fueron heredados por la civilización islámica, que dotó a estos espacios de todos los elementos propios de su cultura, eliminó la piscina y redujo su tamaño frente a la monumentalidad de las termas romanas.
Un aljibe centenario envuelve el hammam de Madrid
El hammam madrileño, saturado de vapor de agua, está compuesto por tres salas en función de la temperatura del agua. Así lo recomendable es comenzar por la sala templada (arriba), formada por tres termas conectadas a 36 grados, ideal para empezar la relajación del cuerpo. Acto seguido, se pasa a la sala caliente, con el agua a 40 grados en una única terma, en la que se comienza a notar una mayor relajación de los músculos, aunque rápidamente tu cuerpo te va pidiendo un giro radical en la temperatura del agua con un salto a la sala fría (abajo). Aquí lo recomendable es sumergirse en su pila a 16 grados para experimentar el verdadero ritual de contraste en que consiste un hammam.
Particularmente el continuo paso del calor al frío hizo que me olvidara completamente del resto de salas que completan los baños, con una sala turca al estilo de una sauna pero recomendable solo para un corto periodo de tiempo ante una posible bajada de tensión. Al fondo se ubica una sala de reposo (abajo) con una fuente de te frío, muy conveniente para hidratarse, y la sala ritual, destinada a masajes con aceites aromáticos que no persiguen arreglar contracturas sino prolongar el plácido proceso de relajación, como así me sucedió.
Existen múltiples precios que oscilan entre los 30 euros por un baño simple hasta los 73 del ritual almudaina, cuyo nombre es atractivo por si mismo. La primera sesión es a las 10.00 y la última a las 24.00. No hace falta gorro y evidentemente el hammam es mixto, algo impensable en los países árabes. Con o sin masaje, el periodo máximo de estancia es de hora y media, tiempo más que suficiente para derrotar el estrés diario al respirar la tranquilidad, la magia y la historia de este tesoro escondido en la medina de Mayrit.
Calle Atocha 14
Barrio de Sol (Distrito Centro)
Metro: Sol y Tirso de Molina
Bus: 6,26,36, 50
Muy buen texto, sólo que está mal usado el término LETAL, que significa: muerte.
Por lo demás, muy bien.