Al Andalus en el Museo Arqueológico Nacional
Un emirato, un califato, los reinos taifas y dos imperios configuraron una de los legados culturales más ricos de nuestro país. Setecientos años de historia en los que los musulmanes dibujaron un patrimonio cuya huella es visible en el Museo Arqueológico Nacional, que reúne en Madrid algunos de los mejores ejemplos de la herencia artística y cultural de Al Andalus. Obras y piezas arqueológicas que dan testimonio del esplendor de una civilización sin la cual no se puede entender el carácter y la personalidad de España y los españoles.
Ubicada en la segunda planta de uno de los edificios más bellos de Madrid, la colección de arte islámico presume de reunir cerámicas, vajillas, instrumental médico, artilugios astronómicos, lápidas funerarias, lámparas y jarrones de la Alhambra, tesoros nazaríes, botes y cofres de marfil, armas, columnas y vigas de la Mezquita de Córdoba…etc. Una colección limitada por el espacio que le dedica el Museo Arqueológico Nacional pero exclusiva por la riqueza de las obras.
Las joyas islámicas del Museo Arqueológico Nacional
De hecho, el recorrido sigue el curso histórico de las diferentes etapas políticas y administrativas de Al Andalus, de ahí que arranque por la época emiral, de donde proceden los objetos más antiguos de la colección: varias monedas de entre los años 722 y 740 cuando Al Andalus todavía era un emirato dependiente de Damasco. Junto a ellas un felus de Mohamed I, el fundador de Madrid.
No obstante, la etapa del Califato recoge las mejores piezas de la colección: Bajo una maqueta que simula el interior de la Mezquita de Córdoba y rodeadas de capiteles y basamentos califales hallados en toda España, se encuentran tres auténticas joyas islámicas: la pila de abluciones de Almanzor y el ciervo de bronce, ambos procedentes de la ciudad palaciega cordobesa de Medina Azahara, y la que es, probablemente, la mejor pieza de la exposición: el Bote de Zamora. Elaborada en marfil de elefante en 964, la arqueta fue un regalo del califa Al Hakem II a una de sus concubinas y fue hallada misteriosamente en el siglo XX en la Catedral de Zamora, a donde no se sabe como llegó.
Curiosamente, la decadencia del Califato cordobés no afectó a la producción artística de los reinos de taifas, una época de florecimiento cultural como así lo atestigua un friso del Palacio de la Aljafería de Zaragoza, obra cumbre del arte taifal, o la arqueta de Palencia, pero también de avances en medicina y ciencia como lo atestigua el astrolabio de al-Sahali. Entre medias, la colección no olvida los objetos importados por los gobernantes andalusíes de lugares como Siria e Irán.
Dinastías bereberes y el reino nazarí de Granada
Almorávides y Almohades también dejaron su sello artístico, aunque la muestra apenas recoge algunas lápidas funerarias halladas en Jaén, redomas de la necrópolis de Villaricos (Almería) y varias monedas, si bien las piezas más interesantes de este tiempo son los cipos cilíndricos toledanos, con inscripciones que contienen el nombre del difunto y fecha de la muerte.
El fin de las dinastías bereberes coincide con la aparición del renacimiento andalusí reflejado en el reino nazarí de Granada. Espadas, arcos y flechas de los guerreros musulmanes, el arco de piedra de la cuesta granadina del Chapiz, cerámicas y arquetas, así como un acetre de la Alhambra de Granada y una lampara de la mezquita aljama del mismo lugar. Del mismo periodo son los tesoros de Mondújar (Granada), del que sobresale el collar de oro, y el de Bentarique (Almería) con sus dos brazaletes de oro. Al Andalus sigue vivo en Madrid.
Calle Serrano 13
Barrio de Recoletos (Distrito de Salamanca)
Metro: Colón , Serrano y Recoletos Cercanías
BUS: 1, 9, 19, 51 y 74